domingo, 20 de diciembre de 2015

¿Dónde rayos está tu príncipe?


Eran las 12 de la media noche  y ya sentía que el polvo de hadas poco a poco se esfumaba, las pequeñas gotas de aquella mágica pócima desaparecían con el parpadeo de sus ojos, tan fugaz como el viento. Y, mientras se esfumaba, captaba la atención inmediata de los que a su alrededor se encontraban. Fue así, realmente como Cenicienta quedó al descubierto, pero se marchó antes de ser enfrentada dejando una pequeña luz brillante en aquella majestuosa escalinata que guiaba a su Príncipe, aquella luz era su zapatilla.

No fue fácil para Cenicienta regresar a casa al siguiente día como si nada hubiese pasado, ella no dejaba de soñar con aquel príncipe que la noche antes la había hechizado con su impresionante baile y su dulce mirada. 

Esta historia de amor entre Cenicienta y el Príncipe representa la misma historia de amor con la que aun soñamos muchas mujeres en pleno siglo XXI.

¿Dónde rayos está tu príncipe? ¡ya lo encontraste! o ¡aun lo esperas!. Para que la magia funcione en ti tienes que dejar de buscarlo y empezar a mirarte con ojos de amor. Recuerda que Cenicienta no fue a aquel baile con la intención de encontrar a su Príncipe, ella encontró lo que no andaba buscando.

¿Mirarme con ojos de amor? Si, mirarte en el espejo y sentir que a pesar de los años sigues siendo hermosa por dentro y por fuera. Sacar del closet tu mejor traje, maquillarte, salir a la calle y mostrar tu mejor sonrisa.  No pierdes nada intentándolo, quizás encantes a tu príncipe con algunas gotas de tu mágica pócima.

Pero cuando la magia llegue, no te desesperes. Sigue valorándote y amándote como mujer y no permitas que una relación que recién inicia se contamine por la pasión desenfrenada que solo te llevará al precipicio. Si tu príncipe realmente te quiere sabrá entenderte, respetarte y esperarte. Tampoco insistas. Cuando la abeja necesita alimentarse busca insistentemente la flor para poder saciarse con su delicioso néctar. Tú eres una delicada flor que necesitas de cuidados constantes antes de que tu néctar sea probado.

El Príncipe tuvo que enfrentar innumerables desafíos y nunca se dio por vencido. No hasta encontrar a su Cenicienta, la verdadera dueña de la zapatilla.

El amor si existe… lo he comprobado. Perdí mucho tiempo para encontrar mi príncipe porque estaba totalmente equivocada al insistir en buscarlo lejos. Y, aquí el acertijo: “Porque buscar tan lejos lo que tienes tan cerca”.  Abre los ojos... Amate, mímate, valórate, toma una copa de vino y sonríe. Solo así la magia tocará las puertas de tu corazón y tu cuento de hadas tendrá un final feliz e inesperado. 

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