martes, 20 de diciembre de 2016

Arquitecta de lápiz y papel



“Desde niña quería ser arquitecta pero mis limitaciones no me lo permitían,
así que un día tomé lápiz y papel y comencé a dibujar” Carmen Reyes

Mientras los arquitectos se mantienen a la vanguardia y dibujan sus  planos para la construcción de una lujosa casa o condominio, doña Carmen está observando muy detalladamente el estilo victoriano de las casas puertoplateñas tratando de convertir su sueño de ser arquitecta en una realidad.


A doña Carmen desde niña le gustaba dibujar y elaborar casitas de cartón para regalarle a sus compañeros de clase, a este quehacer nunca le dio ninguna importancia porque lo hacía de hobbie, hasta que un día su profesor le dijo que podía ser arquitecta desconociendo este significado ella le contestó “yo solo quiero hacer casas como esta escuela”.


Las limitaciones le impidieron ser arquitecta de profesión, pero su espíritu y su fuerza de voluntad por querer lograr “hacer casas” la llevaron a la creación de maquetas al estilo victoriano, mismas que hoy se comercializan como un producto puertoplateño.

Las casas victorianas de doña Carmen han sido muy bien aceptadas por los puertoplateños, actualmente está produciendo en su taller y comercializando en algunas tiendas y ferias que se realizan en Puerto Plata de esta forma logra su sostenibilidad y la de su familia.

Recibió apoyo con el mejoramiento de sus casas gracias a la Sra. Candis Krummel experta en desarrollo de productos del proyecto TURISOPP por lo cual ha logrado que su producto tenga  un mayor impacto y posicionamiento.

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viernes, 16 de diciembre de 2016

Con el ritmo de la tambora en la Sangre


 

“Inquieto como un niño” así se autodescribe Amauris Martínez recordando sus ocho años de edad, sentía una gran emoción cada vez que escuchaba el sonido de la tambora. Su corazón latió muy fuerte en el momento que su padre le regaló su primera tambora.

Aprendió a tocar observando cada detalle de su tío, quien era un  tamborero de la época y quien muy a menudo tocaba tan noble instrumento musical. “Me convertí en su sombra”, nos dice, lo que le permitió desarrollar su propio estilo y aprender los ritmos más complejos del merengue típico. Aprendió profesionalmente mientras observaba por la televisión las técnicas el famoso Tamborero Catarey en la época de los 80’.

Amauris Martinez
A los diez años de edad se le dio la oportunidad de ampliar sus talentos musicales incluyendo a su repertorio los instrumentos de percusión como la conga, batería, bongo y la güira; tres años mas tarde consigue su primer trabajo pagado, tocando percusión en un hotel de la ciudad, en donde fue percibida su pasión por la tambora por otros músicos, los que le abrió puertas para otros proyectos musicales.

El talento de este tan connotado músico ha llegado muy lejos; artistas como el maestro Jochy Sánchez, Sandy Gabriel, Maridalia Hernández y Milly Quezada  forman parte de sus memorias. Ciudades como Sofía en Bulgaria, donde acompañó una importante revista musical que estuvo introduciendo los ritmos dominicanos en esa parte de Europa, se han deleitado con el sonar de sus tambores.

Amauris y su Escuela ¡Si se Puede!

Es su pasión por la tambora que lo inspira a compartir su talento, inició enseñando a los niños mas necesitados del Ensanche Miramar en Puerto Plata, para que puedan disfrutar de la magia de la tambora. Tiene una gran esperanza, que lo niños y jóvenes puedan abrirse camino a través de la música. Su escuela, “Sí se puede” permitirá a estos niños y jóvenes aprender a tocar la tambora y la güira, sobre todo, que ellos entiendan que si se puede lograr cualquier meta.
Parte de los niños de la Escuela

La Escuela de tambora y güira “Si se puede” recibió un gran empuje cuando el proyecto FOMIN donó 7 tamboras y 2 güiras las cuales han sido utilizadas para que los niños de algunos barrios de Puerto Plata puedan aprender a tocarlas. Del mismo modo, Plaza las Américas (Robert Hildreth) ha estado patrocinando el proyecto de manera ininterrumpida. Hoy día tienen varios grupos de niños y jóvenes listos para mostrar con orgullo a los puertoplateños su talento y el amor que sienten por la tambora. ¡Si se puede!.