martes, 12 de julio de 2016

LA JUSTICIA TARDA, PERO LLEGA




Sentí un gran placer cuando me enteré por ahí que la justicia divina estaba enseñoreándose con mi verdugo. Al mismo tiempo, mi yo interior sintió un poco de lástima y hasta pena ajena; pero recapacité y me acordé de aquel sabio versículo de la Biblia que dice: “todo tiene su tiempo, y todo lo que está debajo del sol tiene su hora”.

Les juro, ya me había olvidado por completo del asunto, aunque por la gravedad de lo ocurrido y el proceso de aprendizaje encaminado hacia la expresión “los tropezones hacen levantar los pies” rememoraba algún que otro día aquella atroz pesadilla.

La vida a veces nos sorprende con profundas tristezas, grandes pruebas y terribles desilusiones; cuando estas lleguen a tu vida no te dejes atrapar por tu “verdugo”, solo déjalo ir y aférrate con todas tus fuerzas a tu padre celestial, el único capaz de mover el curso de tu historia.

No hay mejor manera de salir victorioso de las pesadillas que olvidar la ofensa o el agravio, pidiendo siempre la dirección de Dios y sobre todo piedad y misericordia por tu verdugo o agresor. Después de ese proceso empezaras a sentirte renovada, sin darte cuenta, nuevas puertas y oportunidades empezaran a llegar a tu vida y sobre todo aprenderás el interesante proceso al que llamo “cerrando círculos” basado en la frase los hechos pasan y hay que dejarlos ir.

La justicia divina tiene diversas formas de manifestarse; en un principio puede que las cosas salgan como la hayas planeado pero tarde o temprano Dios se encarga de pasar factura, pues la justicia divina es algo de la que nadie podrá escapar.

A quien algún día fue mi verdugo le recomiendo: "si al fin ya tocaste fondo, tu única salida es pedir perdón a las personas que algún día agraviaste, manipulaste o timaste, solo de esa forma podrás cerrar círculos en tu vida, salir airoso y encontrar la paz contigo mismo y con las personas que te rodean. Solo así dejarás de convertirte en tu propio Verdugo".